Ya hace unos años que se empezó a escuchar en Madrid que había un local chino (chino 100% quiero decir) que estaba haciendo unas estupendas empanadillas. No se trataba en absoluto de uno de esos restaurantes asiáticos que hemos ido viendo crecer en la ciudad, con cuidada decoración y precios exorbitantes. Todo lo contrario, el restaurante original de la calle Delicias 73 era el típico local “Bar Manolo” que se reconvirtió en una máquina de hacer dumplings hervidos o a la plancha. Con un marketing más bien dudoso (cartelería en chino, cartas tremendamente confusas, reaprovechamiento de los restos del bar anterior) y un servicio más bien “a la asiática” (incomprensión lingüística, servilletas de papel, desorden generalizado), no parecía que tuviera muchas opciones para convertirse en un éxito…pero tenía lo básico: unas magníficas empanadillas. Hoy por una coincidencia hemos parado a comer en el local y hemos confirmado que los rumores son ciertos. Las empanadillas cocidas, o jiaozi si nos ponemos realmente técnicos, son tiernas con una masa suave y un relleno sabroso y sencillo. Las vegetales nos parecieron especialmente logradas con repollo, hongo y zanahoria. En el caso de la plancha la masa está perfectamente tostada y el relleno de gambas que elegimos nos sorprendió por la calidad de la materia, no siempre habitual en los restaurantes asiáticos. A parte pedimos un pollo Sichuan, picante como debe de ser y con el frescor del jengibre y el pepino (que buena idea para un guiso de pollo) y un tonkatsu….comestible sin más. El precio razonable para los tiempos que corren. Si algún día pasan por delante hagan una paradita.