Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy lejano la comida significaba bastante más que el acto de deglutir alimentos. También importaba el lugar donde uno los tomaba, con qué objetos los tomaba o incluso el comportamiento de las personas que lo preparaban era importante. Parece que en la actualidad hemos perdido bastante de ese barniz cultural y lo que nos importa es lo que “tragamos” y a la velocidad que lo hacemos. Si tienen alguna duda al respecto no tienen más que darse una vuelta por las redes sociales para comprobarlo.

Este restaurante chino que nos ocupa, llamado Xiongzay, especializado en variadas formas de empanadillas chinas (baos, gyozas, jiaozi et…) parece haberse perdido en este proceso. Es un local montado con innegable intención estética y con un uso del personaje de Winnie Pooh (tendrán los derechos para es uso¿?) inteligente. Su comida es interesante y bien elaborada: Los baos tienen una masa esponjosa y dulce que combina a la perfección con los rellenos de intensas carnes. Los jiaozis (origen chino de las gyozas) están bien cocinados y algunos como el relleno de espinacas sorprende. La ensalada de tallarines fríos llena de cilandro y cacahuetes tostados, está realmente conseguida y en general todo está bien y el precio es bueno pero……….y del resto?

Enumero: Las paredes están llenas de salpicaduras sin limpiar al igual que las mesas. Como servilletas te ponen unos Kleenex y hasta los palillos tienen un olor un tanto extraño. No te dan platos o cuencos con nada, y a la hora de compartir las salsas todo lo que queda por ensuciar se ensucia. Los camareros tienen un absoluto desinterés por todo y cuando finalmente te levantas a pedir algo personalmente, te miran con algo parecido al desinterés o el desprecio. Las bebidas se sirven sin hielo y a los pocos minutos están calientes. Podría seguir… pero para qué.

Valoremos pues: ¿Vale la pena comer en un sitio en que uno es tratado de esta manera por correcta que sea la comida y el precio ajustado? Sinceramente mi opinión es que no. Pero parece haber mucha gente en internet que opina lo contrario. Así es la vida.