Todas las calles que dan a la zona este del Retiro (Menéndez Pelayo, Ibiza, Sainz de Baranda etc…) están viviendo una explosión de restaurantes y terrazas que parece no parece tener fin. Este éxito se puede explicar de muchas formas, pero resumiendo, se “ha puesto de moda”. Esto trae cosas buenas sin duda, pero también cosas peores. La parte mala suelen ser los precios disparatados y una parte de la oferta basada exclusivamente en postureo. La buena es la llegada de nuevos locales que nos alegran la vida y el mantenimiento de otros más clásicos como “La Raquetista” (que también nos la mejoran). Ofreciendo una cocina sincera y hasta un punto canalla, este restaurante lleva desde el 2015 elaboran platos tradicionales con actualidad y profundidad. Que los torreznos sea uno de sus clásicos ya nos dice mucho, y que su éxito esté basado en la ternura y sabor de los mismos, y no en la cantidad de grasa, nos cuenta el resto.

En esta ocasión de entrante pedimos los torreznos, como no, y la ensaladilla rusa con esas piparras que aportan la acidez justa. Acompañamos con ese otro gran clásico que es el mil hojas de tomate, un espectáculo de sabores con su tapenade y sardina ahumada (que interesante así la sardina). De principales seguimos con varios clásicos: el elegante canelón de pularda; el rabo de vaca tierno y sabroso; el arroz de gambita roja (sorprendente por esa intensidad del marisco); los callos, pata y morro, gelatinosos y un punto picante; y el steak tartare, que nos pareció excesivamente frío en la presentación y con cierta carencia de sabor, probablemente debido a que lo pedimos no muy picante (eso pasa por negociar con los clientes). De los postres sin duda sigue destacando la torrija de sobao, no hay que perderla nunca. El servicio, como siempre, super simpático y profesional. El local pequeño, pero acogedor y el precio razonable. Si los locales que se siguen abriendo en esta zona tuvieran este nivel nunca podríamos quejarnos de nada.