No deja de ser curioso que un restaurante en un lugar tan castellano, asomado a los enormes cortados de las hoces conquenses, haga referencia a las sirenas. El nombre parece venir de una leyenda según la cual una tal Catalina, habiéndose quedado embarazada y luego abandonada, decidió lanzarse al vacío y acabar con su vida. Sus lamentos, como cantos de sirena, eran tales que aún hoy parece que, si uno afina el oído, pueden escucharse subir desde lo profundo de la Hoz del Huécar. Si la referencia a las sirenas llama la atención, también lo hace el minimalismo absoluto de este restaurante y la elegancia de sus propuestas, muy alejadas de cualquier tentación del chuletón de medio kilo tan habitual por estas tierras. El servicio no puede ser mejor y su menú se organiza en seis pases. Empezamos por una infusión de melón y vodka realmente sorprendente. A continuación, uno de los platos más conseguidos: zanahorias con una salsa de eneldo y gambón. Créanme que esta humilde raíz naranja, cocinada al carbón, tostada por fuera y tierna por dentro, es de lo mejor que he probado en mucho tiempo. También nos llamó la atención una pasta rellena de conejo al ajillo, perfecto empaste de dos tradiciones culinarias distintas. Las pochas con boletus, con ese caldo intenso e hirviente, nos reconfortaron en la noche tan fría que hacía. De los platos principales destacaban las carrilleras con vermut, muy bien ejecutadas; y quizás nos pareció un poco pasada de punto la lubina, si bien la coliflor acevichada estaba muy lograda. El tiramisú de frambuesa, muy rico y refrescante. Finalmente, una cuenta de 50 euros por el menú nos da idea de que aún se puede comer muy bien por un precio no excesivo.

Detalles

Cuenca ha conseguido combinar lo tradicional con lo más moderno, con lo último en arte.

Toda la ciudad se va impregnando de esta unión y el resultado son sitios escepcionales como el Museo de Arte Abstracto Español de la Fundación Juan March en el edificio de las casa colgadas, o la Iglesia que alberga el Museo de Arte Contemporáneo o el almacen reformado que ahora es La Casa de La Sirena.

La Casa de la Sirena

La Casa de la Sirena está en Cuenca: Sardinas en lata