Las últimas décadas han visto una transformación total de lo que entendemos que es la cocina, y por ende lo que es un cocinero. El proceso empezó por una lógica valoración de una profesión que hasta ahora había sido poco menos que propia de exdelincuentes y en general gente de mal vivir. Los horarios draconianos, las temperaturas asfixiantes y en general la poca cualificación hacían el resto…y la verdad que algo de esta imagen queda, pero ahora teñida de romanticismos y algo de rebeldía “cool”, que siempre da bien en cámara. Pero hace años que nuestra muy elegante y consumista civilización occidental decidió que la gastronomía iba a ser mucho más que una forma de alimentarse, se trataba de un placer, lo cual en una cultura narcisista como la nuestra significa elevarla hasta la categoría de arte. Fueron los franceses los que comenzaron el proceso de subida a los altares del cocinero y su producto. Medallas y honores eran concedidos como si héroes de guerra se tratara; y los empleados, que hasta ayer se escondía en el cuarto del servicio, ahora se les saca al salón principal para ser aplaudidos. El proceso se extendió rápidamente por todo el mundo y de la admiración se paso al endiosamiento de los que más alto llegaban. En estas condiciones es fácil imaginar que los cocineros con más ego derivaron rápidamente en estrellas del rock, algunos incluso manifestando comportamientos propios de gurús religiosos. Fotos con miradas retadoras, libros con reflexiones de alta filosofía, platos sencillamente imposibles…todo parecía lógico para los que era parte de lo mejor de nuestra cultura. ¿Pero que es lo que ocurre cuando alguien que esencialmente da de comer, de pronto pasa a creerse uno de los referentes de la civilización? Esta es la pregunta que en definitiva se hace la película El Menú (de Mark Mylod), y que analizaremos en la próxima semana. No se lo pierdan.
sardinasenlata.com usa únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de sardinasenlata.com que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Tiene más información en nuestra Política de cookies