Como decía aquel, “en nuestro capítulo anterior” hablábamos de como Daviz Muñoz ha conseguido aliarse con la industria alimentaria, y sorprendentemente, salir bastante intacto en su experiencia. La pregunta entonces era si realmente había aportado algo en sus creaciones para el mainstream. De todas sus creaciones personalmente sólo he probado dos, aunque creo que son las más relevantes. La que hizo para Donuts y la última, y más popular, la que ha hecho para Burger King. La de Donuts la verdad que se entendía poco, por no decir nada. Crema tostada de rellena, buena idea. Reducción de leche con vainilla, buena idea. Toques cítricos y picante para darle el punch. 100% Daviz Muñoz, sin duda debería haber salido un gran producto. Pues no. El resultado es una rosquilla con una cobertura y relleno más bien sosón, un picante incomprensible y unos ingredientes sin relación entre ellos. El caso del Burger King el resultado es parecido. La primera sorpresa era el pan. En este caso se ha utilizado una especie de hibrido entre brioche y croissant, buscando ese toque foodporn que tanto le gusta a Daviz. Lo cierto es que se el resultado es un bollo empapado y grasiento, que aporta una extraña mezcolanza de sabores al resultado. La hamburguesa además lleva una salsa tártara y un chutney de tomate que son los que dan personalidad al plato. Mucho mejor empastados en la opción de pollo, en cualquier caso, el resultado recuerda a cuando a mis hijas les daba por hacer hamburguesas caseras.  Muchas ideas y poco resultado. ¿Cómo es posible estos pequeños desastres viniendo de un cocinero de este nivel? Yo creo que la respuesta es sencilla: Los sistemas de cocinado de la gran industria están completamente afinados para hacer un gran Whopper o un estupendo donut de chocolate. Cuando los sacas de ahí, por muy buenas que sean las ideas, los resultados no pueden ser más que pobres. Como decía el refranero “Al que asa dos conejos a la vez, hay uno que se le quema”