Comer bocadillos es uno de los grandes placeres de la vida. Y, entre todos ellos, el Pepito ocupa un lugar especial. Este clásico madrileño tiene incluso su propia historia, casi una pequeña leyenda urbana: se dice que un cliente habitual de un conocido café de Madrid, llamado Pepito, siempre pedía un bocadillo de filete de ternera. Con el tiempo, el resto de los parroquianos empezó a referirse a este bocadillo con ese mismo nombre. Verdad o mito, lo importante es que el nombre se quedó y, con él, un icono de nuestra gastronomía popular.
En Chez Pepito han decidido convertir este bocadillo en su emblema, pero sin olvidarse de los acompañamientos más típicos de las tabernas madrileñas: ensaladilla rusa, gildas o unas clásicas patatas bravas. Toda pura tradición, pero siempre intentando darle una vuelta. Entre sus platos más sorprendentes destaca la butifarra escaparrada, una receta clásica catalana en la que la butifarra se cocina con manzana caramelizada. Un plato que combina dulzor y sabor intenso y que resulta toda una sorpresa para quienes buscan algo diferente.
El pepito, por su parte, se sirve en un pan muy fino que da todo el protagonismo a la carne y a los complementos que quieras añadir: queso, pimiento, albahaca o ajo asado, entre otros. El filete, muy tierno, está cortado en pequeñas porciones, lo que facilita el mordisco y potencia la experiencia.
Para los más curiosos, el brioche de carrillera ligeramente picante es una buena opción, tierno y sabroso. Para postre tarta de queso o pan tostado con chocolate fundido. Es difícil ser más clásico.
