Es difícil tener un lugar más representativo en Marrakech. En plena medina, junto a la mítica Plaza de las Especias de la ciudad y en una casa tradicional marroquí podemos encontrar L´Mida, uno de restaurantes que se está convirtiendo en un clásico en sus apenas cuatro años de vida. Los dos pisos, cuidadosamente decorados, conducen a una azotea que se dice es una de las más altas, proporcionando una vista no solo de la medina, sino también del imponente Atlas. Sólo por esto ya valdría la pena la visita, pero su cocina también nos da otra razón. El objetivo de L´Mida es actualizar el recetario local y diversificar la oferta culinaria más allá de los tradicionales cuscús y tajines que se encuentran comúnmente en distintos establecimientos. De los entrantes destacar los tacos L´Mida, en los que se juega con la acidez del pollo al limón confitado (tan árabe), las aceitunas, las cebollas encurtidas y el yogur. Un total acierto. Las croquetas de lentejas sin embargo estaban un poco insípidas, pero su base de tomate y limón lo compensaba. Más conseguida era la coliflor tostada. En los platos principales pedimos un clásico cuscú, pero de 7 verduras. El resultado era espectacular con el caldo de azafrán, cilantro, menta y pistachos. Más que aromatizado, estaba perfumado. Finalizamos cerramos con la contundencia de un menchoui de cordero (o cordero asado para entendernos) con calabaza, lentejas, judías verdes y un refrescante yogur de menta. Perfecto punto final. La cuenta suele rondar los veintialgo euros y francamente la experiencia vale la pena.