En Sevilla hay mucho sitio para turista (en el peor sentido del término) pero también mucho sitio de calidad. Un estupendo ejemplo de esto es la Casa del Tigre, una de esas sorpresas que te alegran el día.

Creo que todo es una buena idea en este restaurante. El nombre ya despierta interés y la explicación está a la altura de la expectación: sin desvelar nada adelanto que efectivamente en esta casa vivió un tigre. La decoración, en rojos cálidos, luz rebotada y dibujos de felinos, enlaza perfectamente con ese aire colonial que lo envuelve todo. En el exterior la transparencia de la cocina nos llama a entrar. La carta, que podría haber tenido la tentación del exotismo, se basa en platos perfectamente tradicionales de tapeo, reinterpretados en un nivel muy superior. Finalmente se completa con una oferta de cocktails, que a este que escribe nunca le gusto mezclar con la comida, pero que empieza a parecer una costumbre inevitable para muchos locales.

Empezamos con un mini brioche de panceta colorá que, obligados a tomarlos de un bocado, arranca con un leve crujir del cereal, y funde en un potente sabor a matanza y pimentón. Casi nos dio ganas de pedir una segunda unidad. Seguimos con un tartar de atún rojo (que cansados estamos ya de este plato podría pensar uno) en el que, sobre un potente gazpachuelo de pescado y pequeños trozos dulces de manzana, resaltaba con fuerza el atún. “Sabe a lluvia” dijo mi acompañante, nunca pensé que la lluvia supiera tan bien.

Cuando la cosa podría bajar, aún subió más. La tortilla abierta de gambas cristal es algo tan sencillo que parece difícil que de un resultado tan sofisticado. Humedad del huevo sin cuajar del todo, mezclado con el suave sabor a marisco de estas gambas, que te llenan la boca de textura. El picante justo para buscar el pellizco.

Finalmente terminamos con el divertido Hot Dog de corvina. Acertada reinterpretación de este plato festivo con su kétchup casero, aunque quizás no a la altura de los anteriores.

Con los postres probamos el tiramisú con helado de menta, que era sin duda de los mejores y más ligeros que he probado.

Conclusión: Un sitio al que hay que ir y volver……..y si no le gusta por lo menos podrá descubrir la historia del tigre, que no es poco.

Detalles

La Casa del Tigre está en:
CALLE AMPARO, Nº 9, SEVILLA

https://www.lacasadeltigre.com/