El poeta romántico inglés John Keats escribió que “la belleza es la verdad y la verdad es la belleza”, y ciertos objetos que nos rodean parecen darle la razón. Uno de ellos es este libro de cocina, tan sorprendente como bien hecho.
Lo primero que llama la atención es el cuidado de los textos —grandes olvidados en la gastronomía—, escritos con rigor y precisión. En pocas páginas recorren mitología, historia y realidad de esos animales fascinantes que son los pulpos: mitad monstruos del averno, mitad delicias en el plato. Desde el temible Kraken hasta el célebre pulpo Paul, pocas criaturas nos despiertan tantas incógnitas, muchas todavía sin respuesta.
Las recetas, que al fin y al cabo son el meollo de la cuestión, están perfectamente organizadas y acompañadas por un diseño editorial de altura. Ya solo por eso el libro merecería un lugar en cualquier estantería. Pero lo que de verdad lo convierte en algo especial es su belleza.
El volumen entero es un objeto en sí mismo: cubierto de un negro absoluto, hasta en los cantos, con tipografía blanca y un dibujo metalizado en la portada. Las fotografías son magníficas, la impresión impecable. Más que un libro, parece una joya oscura y luminosa a la vez.
Si les gusta el pulpo, no lo duden: cómprenlo. Y si no… también.
Un libro para leer, cocinar y admirar.